domingo, 20 de junio de 2010

LA FILLE SUR LE PONT-Patrice Leconte-


"La suerte no se busca, ni se encuentra ,hay que crearla,hay que creer en ella".
Antes de viajar a la época dorada del cine japonés he querido terminar mi recorrido por el cine francés con dos películas de Patrice Leconte:"La chica sobre el puente" y "El marido de la peluquera" de esta última hablaremos en otra ocasión.
En"La chica sobre el puente" Leconte rueda en blanco y negro la vida de sus personajes principales Adéle -Vanessa Paradis- y Gabor -Daniel Auteuil-.Ambos viven una vida gris viendo como la suerte sonríe a sus vecinos.
Magnífico comienzo dónde Adéle comienza explicando su vida , ella creyó que empezaba la primera vez que hizo el amor pero nunca tuvo suerte ,ni con sus amantes ni con nada,ella sólo esperaba en la vida que "ocurriera algo".
Y ese algo especial ocurre cuando está a punto de arrojarse desde un puente y aparece Gabor dispuesto a ayudarla y devolverla a la vida.
A partir de aquí a ambos les sonreirá la suerte.Gabor se gana la vida como lanzador de cuchillos y recorrerán con éxito países y ciudades.Entre ambos se establecerá una complicidad de gestos y miradas,-ella tiene unos preciosos ojos-y el una mirada triste cautivadora.
Ambos ya saben lo que desean pero no lo dicen -sus ojos hablan por ellos sobre todo mientras se lanzan los cuchillos- y que mejor muestra que la escena en el tren acompañada por la maravillosa canción :Who Will take my dreams away ¡ Quien se llevará mis sueños ! interpretada por Marianne Faitffull.



La película terminará como empezó ,en un puente pero esta vez en Estambul-que pena que no sea "el puente de Galata"-y ahora es Gabor quien espera que suba el agua para arrojarse hasta que aparece Adéle y le acaricia-¡que manos! entre ellos se establece un maravilloso diálogo:

Parece Ud. un tío que está a punto de hacer una estupidez. ¿A qué está esperando? ¿A que suba el agua? No es fácil, ¿verdad? Creemos que basta con no pensar en nada, en dejarnos llevar. Pero esos trucos nunca funcionan y los puentes no son tranquilos para tirarse. Siempre aparece alguien para tocarte la moral. - Adèle.

¿Se ha roto algo? - Adèle.
Ah! Un montón de cosas. Habría que cambiarlo todo. Pero a lo mejor compensa salir a buscar un lanzador de cuchillos nuevo. - Gabor.
¿Y yo qué haría con un lanzador de cuchillos nuevo? - Adèle.
Hmm! - Gabor.
Tiene frío, su mano está temblando. - Adèle.
Está soñando. ¡Nunca ha temblado! - Gabor.
Quizás los dos hemos soñado. Estuvo bien. ¿Nos vamos? - Adèle.
¿A dónde? - Gabor.
No importa. En cualquier parte encontrará un par de cuchillos para lanzarme, ¿no? No tenemos elección, cuando no salto yo, salta Ud. No podemos continuar así. - Adèle.
¿Continuar cómo? - Gabor.
Sin estar juntos. - Adèle.


Finalmente ambos unirán sus cuerpos en un fuerte abrazo mientras la cámara se aleja del puente dónde ambos permanecen abrazados.
¡Enfin! que hay cuchillos que se echan de menos aunque estos se claven en la piel.
Esta canción sonaba de fondo mientras Adéle quería arrojarse desde el puente de la vida:
"Quien será la que me quiera a mi..."







1 comentario:

MORGANA dijo...

Gracias por los buenos momentos de lectura en tu blog y hasta siempre.
Morgana.

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